1/3/2021
El 2021
inició con una creación de empleo débil. De acuerdo con cifras del
Instituto Mexicano del Seguro Social en enero se crearon 47 mil empleos en
su comparación mensual, nivel inferior para un mes de enero desde 2015.
Dadas las condiciones actuales de la pandemia, así como a diversos factores
adicionales y rezagos de la economía mexicana previos a la pandemia mantenemos
nuestra previsión de lenta recuperación del empleo.
Si bien es positivo que
nuevamente se presentará un crecimiento del empleo, resulta insuficiente
dada la pérdida de empleos que se dio a partir del inicio de la pandemia y que
se ubica todavía con una brecha de 792 mil empleos menos respecto a febrero de
2020, mes en el que se había alcanzado un total de 20.6 millones de
trabajadores afiliados al IMSS.
Cabe
señalar que cerrar esta brecha requerirá de un esfuerzo importante y de
una reactivación económica -en particular de la inversión, que lleva mostrando
debilidad desde 2018- mucho más acelerada; sin embargo, dado el panorama
actual, de debilidad de la demanda interna, y el contexto de incertidumbre que
genera problemas de inconsistencia temporal -debilidad estructural de la
inversión, presentes antes de que iniciara la pandemia, sumado a un lento inicio
del programa de vacunación de la población, parece complicado poder cerrar la
brecha acumulada de manera consistente en el presente año.
De hecho,
para poder alcanzar el nivel de empleo previo a la pandemia se tendrían que
crear un volumen de empleos superior a 2016, único año que se han registrado
800 mil nuevos empleos en su comparación anual al cierre de diciembre, y/o
generar prácticamente 50% más empleos respecto al promedio desde 1997 -para los
años con crecimiento positivo al cierre de año.
Revisando de manera más detallada el comportamiento
de la creación de empleo en el mes de enero es más evidente la debilidad de la
reactivación del mercado de trabajo formal. En este sentido, si bien hubo
creación positiva de empleo, esta fue el resultado de la generación de 61 mil
empleos eventuales y de una pérdida de 13 mil empleos permanentes, con estos
resultados, el rezago previo a la pandemia en el caso del empleo permanente
sigue siendo el más relevante, con 661 mil empleos menos respecto a febrero de
2020 y 131 mil menos en el caso del empleo eventual. Es decir, la pandemia
trajo un aumento en la precarización del empleo.
La dinámica de creación de empleo en tasas de
crecimiento interanuales confirma la débil creación de empleo. En este
sentido, en enero el empleo formal tuvo una tasa de (-)3.3%, 0.1 pp menor
respecto al mes previo, sin embargo, en el caso del empleo permanente esta
situación se hace más visible al pasar de una tasa de (-)3.1% en diciembre a
una tasa de (-)3.4% en enero. Por otro lado, el empleo eventual tuvo un
resultado relativo mejor al de diciembre al pasar de (-)3.4% a (-)2.7%.
Dado este escenario y de manera comparada con la crisis de 2008-9 se
empieza a configurar un escenario de caída más rápida de empleo y
recuperación más prolongada.
Fuerte ajuste en la distribución
salarial
Como se pudo ver anteriormente,
la recuperación del empleo presenta matices diferentes, esto se hace más
evidente cuando vemos la dinámica de creación de empleos por nivel de ingreso
en rangos de múltiplos de Salarios Mínimos (SM).
En
variación neta mensual lo que podemos identificar es una fuerte contracción de
empleos de mayores ingresos y que fue sustituido por empleos de menor
remuneración. De manera puntual, se crearon 971 mil empleos de hasta 2 SM y se
perdieron 923 mil empleos de más de 2 SM, de los cuales 399 mil que se
perdieron fueron de más de 5 SM. Esto podría reflejar una afectación más fuerte
sobre el mercado laboral y que como anticipamos anteriormente en una segunda
etapa la afectación sería sobre los empleos de mayor ingreso.
Partiendo
de lo anterior lo que se ha observado es un ajuste en el empleo de menores salarios,
pero a medida que el impacto negativo sobre el mercado de trabajo no se ha
logrado atenuar los daños han sido sobre los empleos de mayor remuneración,
cuya afectación podría ser más permanente y que “en términos de estructura
productiva tiene un mayor impacto, ya que este tipo de empleo representa una
pérdida de capital humano y rompe las trayectorias laborales de los
trabajadores que por lo general son los más productivos”.
Cuando revisamos las
distribuciones salariales se perciben de manera clara los ajustes en el mercado
de trabajo y la pérdida de empleos de mayor remuneración. Tomando de referencia
la distribución salarial de enero 2021 respecto a diciembre de 2020, los trabajadores
con ingresos de hasta 2 SM se incrementaron en 4.8 pp y por el contrario se
obtuvo una pérdida relativa de los rangos salariales de más de 2 SM, siendo más
fuerte la afectación en los empleos de más de 5 SM cuyo peso relativo se redujo
en 2.1 pp, es decir, un equivalente a 400 mil puestos de trabajo.
Tomando de referencia el mes de
febrero de 2020 los cambios en las distribuciones presentan una situación
similar. En este sentido hay un incremento del peso relativo de los trabajadores
de hasta 2 SM de hasta 1.5 pp, y una pérdida relativa de los trabajadores de
mayores ingresos. En este caso, el incremento del peso relativo de los puestos
de trabajo de menor remuneración parecería ser menos importante, pero por el
contrario muestran una afectación más severa sobre la distribución salarial y
que es producto de la dinámica de pérdida neta de empleos señalados.
Al
inicio, la destrucción de trabajos de menor remuneración nos llevó a la distribución
salarial de diciembre, con un peso relativo más alto de los empleos de mayor
remuneración de manera comparada con febrero de 2020. De manera posterior, el
ajuste de enero, con la recuperación de empleos de hasta 2 SM y la pérdida de
empleo del resto de niveles salariales -más altos- no solo nos regresó a una situación
similar a la de febrero -previo a la pandemia y al primer ajuste de la
distribución salarial- sino nos ubica en distribución con un peso relativo de
los trabajadores de hasta 2 SM aún mayor, por lo que el impacto negativo
empieza a mostrar signos de afectación más permanente y de una mayor
precarización de la estructura laboral del país.
Estos cambios en las distribuciones salariales
implican que hubo una sustitución de empleos de mayor remuneración por otros de
menor salario de manera generalizada, y que en el mejor de los casos representó
una pérdida de ingresos de 50%, pero en algunos casos pudo representar
sustituir empleos con hasta 5.5 veces menor salario, por ejemplo, se estima que
sustituir un empleo de 10 salarios mínimos por un empleo de hasta 2 SM
representa pérdida equivalente de hasta 4 veces de salario en promedio.
Partiendo
de estas distribuciones salariales y suponiendo que la sustitución fue por
empleos de hasta 2 SM, en una primera estimación general y dado el nivel de
agregación de la información con la que se cuenta, la pérdida en la
remuneración en promedio ponderado puede alcanzar hasta el momento una reducción
salarial de 67.9%. Esto puede tener graves consecuencias para la evolución del
mercado interno.
Si bien este ajuste podría
pensarse como temporal y causado por factores estacionales -entre otros- cuando
observamos la dinámica del empleo por nivel salarial desde 2019, lo que vemos
es que la situación del empleo de mayor remuneración no solo tuvo un
fuerte ajuste de manera reciente, sino que los empleos de más de 5 SM han
tenido ya 25 meses de tasas interanuales negativa, situación que incluso se
agravó durante la pandemia. En este sentido, los empleos de más de 10 SM han
tenido tasas interanuales con caídas superiores al (-)20% de mayo a diciembre
de 2020.
Cabe
señalar que la variación interanual de enero gráficamente podría parecer menos
grave, sin embargo, esto no es así, ya que hay que tomar en cuenta que la caída
del empleo en estos niveles salariales comenzó desde enero de 2019, por lo cual
la base de comparación anual ya parte de un fuerte deterioro del empleo en
estos niveles salariales.
A nivel
sectorial el rezago en el número de empleos es generalizado, sin embargo, los
sectores más afectados se concentran en los 5 principales generadores de empleo
formal. De estos, la manufactura presenta menos rezago con 18 mil empleos menos
respecto a febrero, este sector es el más cercano a alcanzar sus niveles
prepandemia y cuya recuperación ha estado impulsada por la reactivación de la
demanda externa.
Por el contrario, el sector más
afectado es el de servicios para empresas, personas y el hogar que mantiene un
déficit de 491 mil empleos. El sector comercio y construcción mantienen un
déficit de más de 100 mil empleos y dada las perspectivas de reactivación
económica la recuperación a nivel de sector económico seguirá siendo
heterogénea y con diferentes matices.
En términos de variaciones
interanuales la recuperación de manufactura parece ser más clara ya que incluso
presentó una tasa de crecimiento positiva (0.1%) por lo que probablemente
este sector continúe con su recuperación apoyada en el buen dinamismo del
sector de manufacturas de Estados Unidos y su impulso a las exportaciones no
petroleras de México. En el caso de la construcción nuevamente, tuvo un
cambio de tendencia negativo y al igual que el sector de servicios no se ve una
tendencia clara hacia la recuperación.
A nivel
estatal sólo tres entidades federativas han presentado empleo por arriba de los
niveles prepandemia, son los casos de Sonora, Chihuahua y Tabasco que en
conjunto tienen 16 mil empleos más respecto a febrero de 2020. En el
resto de las entidades, la pérdida de empleo es heterogénea y esto se ve
reflejado a nivel estatal, es decir, en promedio existen 28 mil empleos
menos respecto a febrero de 2020, sin embargo, 80% se concentra prácticamente
en 10 entidades del país.
Por último podemos señalar que la
recuperación del empleo no ha sido generalizada y al mes de enero se configura
un escenario base con un mayor deterioro del empleo formal, es este
sentido, es fundamental tomar en cuenta tres aspectos relevantes: 1) la
recuperación del empleo no solo pasa por generar nuevos puestos de trabajo,
sino también en la capacidad de generar empleos de calidad; 2) en el corto
plazo, la recuperación del empleo estará ligada al avance en la vacunación para
superar la pandemia; si el avance es lento, el deterioro del mercado de trabajo
puede continuar, por lo que es prioritario invertir todos los recursos
económicos y logísticos para avanzar al mayor ritmo posible, y de esa forma
evitar un mayor deterioro del mercado laboral, y 3) en el mediano y largo plazo
la inversión será determinante para poder recuperar el empleo. En este
sentido, generar condiciones de certidumbre a la inversión será esencial.
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