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Columna de BBVA México

Mariana A. Torán, Iván Martínez U., y Luis A. Espinosa, BBVA México



Crédito al sector privado hila segunda caída

19/3/2021

En enero de 2021, el saldo del crédito vigente otorgado por la banca comercial al sector privado no financiero registró nuevamente una caída anual en términos nominales, la cual fue de -1.3% (-4.6% real), prácticamente igual a la observada en diciembre (-1.2%). Esta caída estuvo por debajo del crecimiento de 2.0% observado en enero de 2020.

La variación nominal mensual respecto a diciembre fue de sólo -0.2%, significativamente menor a la reducción promedio de -1.2% registrada en los últimos ocho meses (cuando el saldo del crédito al sector privado inició su tendencia descendente).

 El crédito al consumo y el crédito a las empresas mantuvieron su tendencia a la baja, registrando de nuevo contracciones en términos nominales en enero, mientras que el crédito hipotecario logró sostenerse, con una tasa nominal que se mantiene alrededor del 8.5%.

La reducción de -1.3% anual observada en enero fue resultado de las contracciones a tasa anual de -2.2 puntos porcentuales (pp) en la cartera de crédito al consumo y de -0.8 pp en la cartera del crédito a empresas, que fueron parcialmente compensadas por la aportación de 1.7 pp de la cartera de crédito a la vivienda.

 Al inicio del año destaca que la caída del crédito a empresas se ha generalizado tanto en los saldos en moneda nacional como a los saldos denominados en moneda extranjera.

Adicionalmente, la desaceleración ya se registra tanto en el crédito a pequeñas empresas como en el crédito a empresas grandes y fideicomisos. Lo anterior refleja que el deterioro en el entorno de negocios se ha extendido a un mayor número de empresas. La debilidad en la demanda de bienes y servicios, así como la falta de condiciones favorables para iniciar proyectos de inversión de mediano y largo plazo, limitarán la necesidad de las empresas para adquirir nuevos financiamientos.

El desempeño del crédito a los hogares sigue mostrando un desempeño mixto. En el caso del crédito al consumo, su desempeño refleja el deterioro en los indicadores de consumo privado y empleo formal. La reactivación del consumo será menos vigorosa ante la posibilidad de que se retomen algunas restricciones a la realización de ciertas actividades por repuntes en los contagios y/o se ralentice el proceso de vacunación, lo que postergaría la recuperación del dinamismo en esta cartera de crédito.

Por el contrario, la cartera hipotecaria aún no refleja en su totalidad la reducción en la generación de empleos formales.

Un entorno de bajas tasas de interés y el mayor atractivo relativo de la inversión inmobiliaria sobre otro tipo de activos, han logrado mantener el ritmo de crecimiento de esta cartera, aunque a futuro se espera, al igual que en el resto del crédito al sector privado, una desaceleración.

El saldo vigente de la cartera de crédito a empresas inicia el año con una caída de 1.3%

En enero de 2021, la variación anual nominal del crédito bancario a empresas fue -1.3% (-4.7% en términos reales), ligeramente menor a la caída observada el mes previo (-1.5%). Con este resultado, la cartera vigente del crédito a empresas acumula tres meses consecutivos de contracción en términos nominales.

En su composición por monedas destaca que el saldo de crédito denominado en moneda nacional (MN), 79% del total, registró un crecimiento nominal de 1.0%, ligeramente mayor al registrado el mes previo, de 0.7%.

Por su parte, el saldo de la cartera vigente denominado en moneda extranjera (ME), valuado en pesos, registró una caída anual nominal de -8.5% en enero de 2021, menor a la contracción del mes previo (de -8.9%) y muy por debajo del dinamismo observado en enero del año anterior (crecimiento de 4.6%). La caída anual de dicho saldo valuado en dólares fue aún más pronunciada, de -14.4%, resultado con el cual se acumularon cinco meses consecutivos de contracción.

Estos resultados indican que el efecto contable de la depreciación del tipo de cambio aún es un factor que contribuye a mejorar los resultados nominales medidos en moneda local.

De acuerdo con información de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) por tamaño de empresa, la cartera de crédito vigente de las Pymes (15.0% de la cartera total) registró en el primer mes de 2021 una contracción nominal que ascendió a -6.9% (-10.1% real), profundizando la desaceleración que se ha venido registrando desde julio de 2019, fecha en la que se observó una contracción de -0.5%.

Por su parte, las empresas grandes y fideicomisos (75.0% del crédito total a empresas) reportaron en enero una variación anual nominal de -2.3% (-5.6% real), acumulando tres meses consecutivos de contracción a tasa nominal.

Aunque los indicadores de actividad económica han mostrado un menor deterioro, siguen mostrando caídas a tasa anual. El indicador global de actividad económica cerró 2020 con una caída de 2.7%, promediando en el año una contracción de -8.1%. Esta debilidad en la demanda se ha reflejado en menores ventas y en una menor necesidad para financiar capital de trabajo por parte de las empresas.

Adicionalmente, como hemos indicado en reportes anteriores, otro de los factores que ha contribuido a que las empresas demanden menos financiamiento es la ausencia de condiciones que generen confianza para emprender proyectos de largo plazo, lo cual se ha reflejado en un prolongado deterioro de los indicadores de inversión.

En diciembre (última información disponible), el indicador de la inversión fija bruta registró una caída a tasa anual de -12.9% (con cifras desestacionalizadas), con lo cual promedió en 2020 una contracción de -18.5%, más de cuatro veces la caída promedio observada el año previo (de -4.6%).

A futuro las condiciones para incrementar la inversión continúan siendo poco favorecedores pues los indicadores de confianza empresarial (respecto al momento adecuado para invertir) en los sectores de construcción, manufacturas, comercio y servicios continúan mostrando caídas de doble dígito a tasa anual, con variaciones en enero de -11.1%, - 31.1%, -36.0% y -58.1% respectivamente.

En adelante, es de esperarse una lenta recuperación del crédito a las empresas, no solo por el ritmo de recuperación de la actividad económica y la inversión, sino también debido a que las empresas, ante el entorno de alta incertidumbre que han enfrentado desde el inicio de la pandemia, acumularon recursos a través de depósitos a plazo.

En 2020, a pesar de la disminución en las tasas de interés, el ahorro de las empresas en ese tipo de instrumentos se incrementó a una tasa de crecimiento promedio de 25% anual nominal (20.9% real).

Parte de esos recursos provino de la disposición de líneas de crédito al inicio de la contingencia sanitaria, que no han sido gastadas y se conservan por motivos precautorios, por lo que las empresas cuentan con margen para financiar su operación e inversiones antes de empezar a contratar nuevos financiamientos.

El crédito a la vivienda fue la única cartera que mantuvo su dinamismo

En enero de 2020, el crecimiento anual nominal del saldo de la cartera de crédito vigente otorgado por la banca comercial a la vivienda fue 8.6% (4.9% real), prácticamente igual que la tasa nominal registrada en diciembre de 2020 de 8.7%.

Aunque el dinamismo del crédito hipotecario se ha reducido y ya acumula 11 meses con tasas de crecimiento de un dígito, la desaceleración observada ha sido moderada y aún no refleja en su totalidad el deterioro en la generación de empleos formales.

Entre los factores que han ayudado a que el crecimiento del saldo de esta cartera no haya registrado un mayor deterioro por la contracción de la actividad económica y la pérdida de dinamismo en la generación de empleos formales, se encuentra la estabilidad en las tasas de interés y la menor tasa de crecimiento en los precios de la vivienda, factores que han contribuido a incrementar el atractivo relativo de la vivienda respecto a otro tipo de activos.

Debido al rezago con el cual el desempeño del empleo formal se refleja en el dinamismo de esta cartera de crédito, la caída en el empleo observada desde abril de 2020 aún no muestra la totalidad de su impacto sobre el saldo vigente del crédito a la vivienda.

Aunado a lo anterior, la pérdida de empleo se ha concentrado en estratos de menores ingresos que tradicionalmente emplean otras alternativas de financiamiento hipotecario.

Es de esperarse que la reducción observada en la generación de empleos formales se irá reflejando paulatinamente en el otorgamiento de este tipo de financiamiento conforme haya una menor base de clientes que puedan cumplir con el requisito de antigüedad en el empleo.

En adelante, una lenta recuperación de la generación de empleos o un mayor deterioro en el flujo de ingresos de las familias podría limitar la base de clientes potenciales para obtener este tipo de financiamiento.

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