29/9/2021
El
crecimiento de la captación bancaria se aceleró en julio ante los mayores
depósitos a la vista tanto de personas físicas, como de empresas. Esta dinámica
podría estar asociada a un relevante crecimiento del empleo formal en conjunto
con una desaceleración de algunos rubros del consumo tras el repunte de
contagios de covid.
La
captación tradicional creció 0.7% nominal (0.1% real) en julio, lo que
adicionalmente le permitió registrar su primera tasa de crecimiento anual
positiva (0.1% nominal) tras tres meses consecutivos de reducciones. Este
crecimiento estuvo nuevamente apoyado en el alza mensual de 1.46% nominal (0.9%
real) de la captación a la vista, lo que permitió más que compensar la
reducción de 0.9% nominal (-1.5 real) de la captación a plazo.
A pesar
de la ausencia de cierre de actividades por parte de las autoridades, los
rebrotes de COVID-19 no han permitido a los hogares, particularmente,
consolidar un patrón de gasto más estable para hacer uso de los saldos líquidos
acumulados durante 2020. Si a esto se añade el buen comportamiento del empleo
formal en los últimos meses, la situación se torna favorable para una nueva
acumulación de depósitos a la vista, sobre todo ante la preferencia por
liquidez que siguen mostrando hogares y empresas.
Con
base en lo ocurrido a lo largo de la pandemia, es posible afirmar que este
nuevo ciclo de acumulación de saldos líquidos podría continuar en el corto
plazo. Particularmente en el mes de agosto, en el que se registró un nivel
récord de creación de empleo formal para ese mes tras la puesta en vigor de la
reforma del outsourcing y ante el
punto más alto de la tercera ola de covid. La magnitud de estos factores
podría, en principio, superar el incremento en el gasto que tradicionalmente se
observa en el octavo mes del año influido por el regreso a clases.
No
obstante, en la medida en que las ganancias del empleo formal se vayan
moderando, dada su cercanía con el nivel prepandemia, y la tercera ola de
contagios ceda, podríamos observar un fenómeno similar a lo acontecido durante
el primer y segundo trimestres del año en que la captación de recursos de la
banca se redujo moderadamente a medida que el consumo daba señales de
reactivación.
Empleo formal y desaceleración del consumo
contribuyeron a un nuevo crecimiento de los saldos líquidos
Los depósitos
de personas físicas crecieron nuevamente por encima de lo esperado en julio. El
crecimiento mensual en términos reales de la captación a la vista de personas
físicas se ubicó en 2.4%, lo que ubica a esta cifra dentro del 25% de tasas de
crecimiento de mayor magnitud en los últimos 14 años para un mes de julio.
En el
caso de los depósitos de empresas, estos también se incrementaron por encima de
su comportamiento histórico durante el mes de julio. El crecimiento mensual en
términos reales de la captación a la vista de empresas se ubicó en 2.1%, lo que
también ubica a esta cifra dentro del 25% de tasas de crecimiento de mayor
magnitud en los últimos 14 años para un séptimo mes del año.
Para
tratar de explicar esta nueva acumulación de recursos líquidos es relevante
analizar el comportamiento del empleo y los indicadores de consumo. En lo que
respecta al primer punto, de acuerdo con el IMSS, durante el mes de julio la
creación de empleo formal se incrementó en 0.6% respecto al mes anterior. Este
crecimiento estuvo por encima de lo esperado, pues su magnitud fue de más del
doble de la mediana de crecimiento de empleo formal durante los últimos 24 años
(0.25%). Adicionalmente, la tasa anual de crecimiento del empleo formal superó
el 4.0% por primera vez desde julio de 2018. Estos datos dan cuenta de un mayor
flujo de recursos para los hogares que pueden administrarse a través del
sistema bancario.
En lo
que toca a los indicadores de consumo los datos proporcionan señales mixtas.
Por un lado, los ingresos por suministro de bienes y servicios del comercio al
por mayor registraron una caída de 0.8% en julio respecto al mes anterior, esto
luego de haber crecido 3.4% en promedio durante mayo y junio. A tasa anual este
indicador se desaceleró a 15.0% en julio después de haber crecido 27.4% en
promedio mensual durante el segundo trimestre del año. El crecimiento de los
ingresos del comercio al por menor también registró una desaceleración en julio
respecto al promedio del segundo trimestre, en este caso de 25.7% a 9.9%.
Por
otro lado, los ingresos por concepto de consumo de servicios privados no
financieros registraron un crecimiento mensual de 1.7% en julio, mientras que a
tasa anual sí hubo una desaceleración respecto al segundo trimestre, pero esta
fue de una tasa de 27.1 a una tasa de 19.1%, desaceleración de magnitud más
moderada que lo observado en el comercio. Estos datos dan indicios de que el
incremento de contagios en el mes de julio pudo haber afectado el gasto en
consumo, particularmente en lo que respecta al comercio y en menor medida en
los servicios.
Si
consideramos en conjunto estos datos con los del empleo se podría pensar que el
incremento en la captación a la vista estuvo influido por una mayor
disponibilidad de recursos con una menor propensión a consumir ciertos bienes
ofrecidos por el sector comercio. Esta menor propensión al consumo, sin
embargo, no fue de una magnitud similar a las asociadas con medidas de
confinamiento, lo cual permitió que parte de la mayor disponibilidad de
recursos fluyera a algunas empresas, particularmente del sector servicios.
Aunado a ello, es posible que algunas empresas transfirieran parte de sus
depósitos a plazo al segmento de vista con la finalidad de cubrir algunos
gastos.
Continúa la tendencia a la baja de los
depósitos a plazo
La
captación a plazo ligó en julio 15 meses consecutivos con tasas de crecimiento
mensual negativas y 12 meses consecutivos con tasa de crecimiento anual debajo
de cero, ambas en términos reales. Este comportamiento en el agregado es consistente
con un entorno de bajas tasas de interés, un nivel de actividad económica aún
por debajo de los niveles prepandemia y una preferencia por liquidez por parte
de hogares y empresas.
Al
interior de la captación a plazo, el segmento que más llama la atención es el
de las empresas. Después de registrar un alza de 2.1% real mensual (2.7%
nominal) en junio, los depósitos a plazo se redujeron nuevamente en julio a una
tasa mensual de 2.5% en términos reales (-1.9% nominal). Esta cifra está cerca
del umbral del 25% de las tasas de crecimiento de menor magnitud para un mes de
julio, por lo cual puede considerarse como poco usual. En términos anuales la
captación a plazo de empresas lleva cuatro meses consecutivos con una tasa de
crecimiento entre -16.0 y -17.0% en términos reales. Una de las hipótesis
detrás de este comportamiento está asociada con el posible uso de los recursos
que solicitaron las empresas en forma de líneas de crédito durante el inicio de
la pandemia y tuvieron reservados como depósitos a plazo.
Entre
febrero y abril de 2020 el saldo de depósitos a plazo de empresas en términos
reales creció en 31.5% para posteriormente reducirse 19.2% desde entonces. Esta
reducción podría entenderse como el uso de los créditos que obtuvieron las
empresas, lo que les ha permitido no solicitar créditos adicionales para hacer
frente a sus gastos de operación.
De hecho, en los últimos tres meses mientras
que la captación a plazo cayó, la captación a la vista repuntó, lo que nos
podría hablar de la transformación a recursos líquidos para hacer frente al
gasto corriente de las empresas.
Otro punto relevante es que el saldo de la
captación a plazo de empresas aún está por encima de lo observado en febrero de
2020 en 40 mil millones de pesos, por lo que el uso de los recursos aún tiene
recorrido antes de llegar a su nivel prepandemia.
Independientemente
del incierto comportamiento de los depósitos a plazo de las empresas, en la
medida en que las tasas de interés en términos reales sean negativas y la
pandemia influya en una mayor preferencia por liquidez, parece complicado que
se destinen recursos al segmento de plazo.
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