30//3/2022
Con el
fin de regular y desarrollar ordenadamente el uso de los criptoactivos, el
presidente Joe Biden ha pedido a varias agencias federales elaborar los
estudios necesarios para actuar de forma holística y coordinada ante estos
mercados. Muchos han visto este anuncio como una respuesta rápida de EU para
prevenir que Rusia esquive las sanciones impuestas por Occidente.
Pero,
lo cierto es que ha sido un paso esperado y nada precipitado, tras los diversos
intentos de las agencias norteamericanas por regular de manera independiente
las numerosas aristas de un mercado altamente complejo.
El
anuncio ya enumera varios de los riesgos que habría que erradicar o mitigar
(como los posibles perjuicios a consumidores e inversores, la desestabilización
financiera o la facilitación del lavado de dinero) al mismo tiempo que reconoce
las promesas que este tipo de activos alberga (como la inclusión financiera, su
potencial innovador, y el fortalecimiento de la competitividad).
La
orden firmada por Biden incluye un detallado cronograma para la entrega de los
distintos informes, con plazos que van de pocos meses a un año como máximo.
Aunque el tiempo no es mucho, los distintos análisis ya cuentan con trabajo
previo.
Sin ir
más lejos, el Consejo de Estabilidad Financiera publicó el mes pasado un
informe identificando futuros riesgos a la estabilidad financiera global,
invitando a los países miembros a coordinar una respuesta antes de que estos
mercados adquieran un tamaño crítico.
Biden
también solicitó un análisis del dólar digital, informe que cuenta igualmente
con amplios precedentes. Son cuarenta los países que hoy desarrollan, o ya han
implementado, versiones digitales de sus monedas, con otras cuarenta economías
estudiando dicha posibilidad (incluida aquí la Unión Europea).
En EU,
la Reserva Federal publicó en enero un primer estudio de un hipotético dólar
digital, iniciando junto al MIT la exploración de las posibles tecnologías que
lo sustenten (proyecto Hamilton).
Así, EU
acelera el paso para hacer frente al mundo de los criptoactivos. Lo hace de
manera coordinada, haciendo gala de serenidad frente a los que vaticinan la
muerte del dólar a manos de alguna moneda digital. Una actitud correcta del
Gobierno norteamericano, pues existe un amplio consenso de que la actual
hegemonía del dólar no deriva de una mejor tecnología de sus billetes, más bien
de otros dos factores: ser la moneda de curso legal de la economía más grande
del planeta y las credenciales antiinflacionistas de su institución emisora.
Solo la
Unión Europea y China presentan alternativas que pudiesen en un futuro romper
dicha hegemonía. Y no, no sería debido a versiones digitales de sus respectivas
monedas, sino producto de la fortaleza de sus economías y la solidez de sus
instituciones
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