13/4/2022
Desde hace unos 15
años, la importancia de la ciudad de Puebla en el ramo turístico se ha
incrementado sensiblemente. La verdad es que se han reactivado con intensidad
las visitas a los tesoros antiguos de la angelópolis como la Basílica Catedral
de Puebla, la Biblioteca Palafoxiana, la Capilla del Rosario, entre muchos
otros lugares ricos en arte e historia. De igual forma, ha influido mucho en el
incremento del turismo el desarrollo de nuevos lugares modernos como el
complejo de museos de la exfábrica de la Constancia Mexicana, el Museo
Internacional del Barroco, la Estrella de Puebla, el Parque Lineal, etc. Todos
estos son lugares que contienen atractivos espectaculares.
Pero, toda Puebla
contribuye a brindar a sus visitantes una muy hermosa e intensa experiencia de
carácter religioso, como es la Procesión del Silencio o la Procesión de Viernes
Santo.
Desde la época de la
Colonia se estableció como un acto de devoción y solidaridad de los fieles en
torno de Jesús y María, previo a la conmemoración de la pasión, muerte y
resurrección de Cristo. Parte esencial del evento es el recorrido del Vía
Crucis, aunado a la visita de importantes templos y santuarios durante la
Procesión, así como venerar las imágenes de mayor culto.
Por lo general, las
imágenes que recorren este solemne evento son La Virgen de la Soledad (templo
de La Soledad), Jesús de las Tres Caídas (templo de Analco), La Virgen de los
Dolores (templo del Carmen), Jesús Nazareno (iglesia de San José) y El Señor de
las Maravillas (templo de Santa Mónica).
El evento es
realmente masivo. Es decir, excepto por los años de pandemia, acuden más de 150
mil fieles y el recorrido es liderado por el Exmo. Sr. arzobispo de Puebla,
Mons. Víctor Sánchez Espinosa.
Cabe destacar que
después de la Conquista española, uno de los más fuertes objetivos de los españoles
y de las órdenes religiosas que llegaron con ellos (Franciscanos, Dominicos,
Agustinos y Carmelitas) era el de convertir a los indígenas a la fe católica y
uno de los medios más exitosos para realizar tan faraónica labor era la
exhibición y veneración de las imágenes que transferían a la población los
momentos más importantes de la Vida de Cristo.
Así es que Puebla se
ha distinguido por ser una ciudad con perfil conservador y lineamientos morales
de corte cristiano-católico lo que se puede distinguir por el enorme número de
templos y capillas ubicados, no solo en el Centro Histórico sino en todos los
rincones de la ciudad.
No es de extrañar la
basta concurrencia a esta procesión, que año tras año incrementa sus
asistentes. Y esta información no es de extrañarse. Puebla fue fundada por
españoles y (específicamente) para españoles en 1531 con todas las características
que podemos encontrar en las antiguas ciudades españolas de la época. Y tal fue
su éxito y fortaleza que conserva 2,619 monumentos históricos ricos en arte
distribuidos en 391 manzanas, primordialmente del Centro Histórico de Puebla.
Simplemente, somos la ciudad con más monumentos históricos de toda América. Por
eso, se entiende claramente porqué fue declarada por la UNESCO como “Patrimonio
Cultural de la Humanidad” en 1987. Toda esta riqueza da realce y viste de gala
y de solemnidad la procesión del Viernes Santo.
Dada la magnitud del
evento, se acostumbra que la Procesión vaya acompañada de las más importantes
autoridades religiosas y la participación de diversos grupos y símbolos como la
cruz guía, tamborileros, angelitos, estandartes, primera banda musical además
de nazarenos.
A todos los
asistentes se les recomienda que lleven ropa y calzado cómodo, agua y mucha
devoción, orden y paciencia.
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