16/2/2023
Hubo una época en la
que había espacios vacíos en los mapas. Eran extensiones geográficas por
conocer y conquistar. El camino para alcanzarlo estaba lleno de riesgos y
aventuras. El éxito no estaba asegurado, pero la recompensa era el
descubrimiento. Hoy en día, los mapas se representan sin espacios vacíos y el
mapamundi es abarcable casi por completo. De hecho, la tecnología abre ventanas
al planeta para que lo observemos sin necesidad de salir de casa. Aun
así, la aventura nos sigue seduciendo como lo ha hecho a lo largo de
toda la historia de la humanidad. Necesitamos conocer el mundo en directo,
continuamos teniendo las mismas inquietudes de los que fueron pioneros en el
viaje; como Thor Heyerdahl, quien fue un explorador noruego que emprendió el 28
de abril de 1947 una apasionante aventura: llegar a la Polinesia desde Perú en
una balsa de madera a la que bautizó como Kon Tiki. Tras numerosas peripecias,
la peligrosa travesía se saldó con éxito en agosto de ese mismo año.
La expedición fue
financiada con préstamos y además recibió donaciones del Ejército de Estados
Unidos en forma de comida enlatada, sacos de dormir y diversos
instrumentos de radio y medición. Para llevar a cabo su aventura, Heyerdahl
reclutó a cinco tripulantes, cada uno experto en un área concreta. Antes de
emprender la aventura, el equipo puso rumbo hacia Ecuador en busca de la madera
que usaría para la construcción de la balsa, y desde allí viajó hasta Perú
donde se fabricaría.
Varios expertos
afirmaron que la balsa (construida con nueve troncos de 13,7 m de largo,
unidos entre sí con lazos de cáñamo y con otros troncos unidos
transversalmente) se desintegraría antes de llegar a su destino. Pero tras 101
días de navegación llegaron a la Polinesia.
En tiempos recientes,
es el caso de “Soltando Amarras”, una familia poblana que decidió emprender el
viaje y recorrer el mundo en velero durante 3 años. El sueño surgió cuando en su juventud, el
capitán Alejandro Irigoyen se planteó la idea de recorrer el planeta en
altamar. Así, con el paso del tiempo y tras formar una familia, su esposa e
hijos se integraron a esta travesía.
El proyecto inició
hace más de 20 años y para lograrlo, los integrantes se desprendieron de lo
material, se alejaron de la tierra, pero se reencontraron con la paz. La
confianza y el amor en familia fue la bandera que los impulsó, el lema con el que la familia Irigoyen Sánchez
le dio la vuelta al mundo fue: “Navegando a vela con un mensaje de paz".
Alejandro Irigoyen,
Bernadette Sánchez y sus hijos, los pequeños marineros, Alexa, Diego y Vital,
zarparon el 10 de marzo de 2019 en Acapulco y regresaron el 9 de julio de 2022
en Veracruz. Durante ese tiempo convivieron en familia, enfrentaron la pandemia
como el resto del mundo, pero los niños aprendieron mucho, ya que tuvieron la
cercanía con la naturaleza y el contacto con diferentes culturas. Fue un
trabajo bastante enriquecedor a su corta edad.
Los cinco integrantes
recorrieron el océano Pacífico, Mar Rojo, Mediterráneo, Atlántico, Caribe y
Golfo de México. Durante más de tres años viajaron 30 mil millas náuticas y
conocieron más de 30 países. Aprendieron a ser desprendidos de los objetos
materiales, a tolerar la frustración y que lo más importante es la calma.
Pareciera que en
estos tiempos el aventurarse es peligroso y complicado, pero son los riesgos
los que te hacen formar parte de la historia.
¡Viajemos juntos!
|