1/8/2023
Los que
nacimos antes de la década de los ‘70 crecimos sumamente exigentes, con padres
que venían de situaciones adversas; como la postguerra mundial y otros cambios
generacionales de mucho esfuerzo.
Los de
esa generación crecimos y nos desarrollamos con disciplina, y gracias al
esfuerzo de nuestros padres nos alcanzó para poder estudiar la universidad.
Incluso,
una gran parte de esta generación apoyaba, trabajando, para complementar los
estudios universitarios.
Los
papás se sentían orgullosos de nosotros y se veía normal que trabajáramos.
Afortunados
que la vida nos dio, también, para apoyar en la vejez de nuestros padres.
Hoy,
nos encontramos con nuestros hijos que empiezan de una plataforma más arriba,
una plataforma de más libertad; incluso, no interferimos en escoger la carrera
universitaria para los hijos; nuestros hijos no tuvieron la necesidad de tomar
transporte público, entre otras bondades.
Es
difícil que los hijos aprendan la valentía de los padres, sin duda es
generacional.
Sin
embargo, hoy no queremos que nuestros hijos pasen adversidades y les deseamos
que inicien en un estilo de vida mejor que nosotros.
Acompañarlos,
escucharlos, cuestionarlos, darles nuestro apoyo para que ellos tengan esa
plataforma más arriba.
Queremos
que ellos aprendan algo de un valor incalculable:
Cómo
hacer frente a situaciones críticas, con verdadera confianza.
Sin
duda hay una línea delgada entre que no les falte nada:
¡Que no
les falte! No quiero que sufran lo que yo sufrí
Si
tienes hijos dentro de la empresa familiar, sin duda tienen que conocer la
operación, esto no significa que empiecen desde abajo.
Por
encima de la gerencia, gestión o dirección de la empresa, está el rol del
dueño, su estrategia incondicional a la permanencia y éxito de la empresa.
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