En México es relativamente reciente la vigilancia
sanitaria que realizan las instituciones federales de los alimentos, con el fin
de proteger la salud de la población. Hay leyes y normas en sanidad e inocuidad
alimentaria, el problema de siempre es que no se cumplen.
Aunque no es general, sí hay zonas agrícolas donde no hay
un estricto control sanitario de los productos, y otros en donde sí se cumple
con las normas, según opinan expertos
consultados.
A decir del agrónomo y productor Yucundo Posadas Marreros
en México sólo para exportar productos agrícolas se aplican las normas
sanitarias, porque los países importadores sólo compran productos certificados,
libres de patógenos, de cualquier enfermedad o plaga.
Al exportar, agregó, las instituciones reguladoras
cumplen su función, vigilan, aplican normas, pero no hace lo mismo en el mercado nacional, en
donde hay mucha libertad y tolerancia en la producción y manejo de los
productos, lo que representa un riesgo para los consumidores.
La vigilancia sanitaria debe hacerse en todo el proceso, desde
la producción hasta el consumo. Por ello, “se requiere que todos participemos,
productores, transportistas, empresas que compran los productos, los
trabajadores que las manejan y los consumidores finales, lo que deben saber
comprar y conocer sobre productos certificados”.
Posadas afirmó que posiblemente en el campo manejaron
bien el proceso de siembra hasta la cosecha, pero quizás en el transporte o en
el embalaje el manejo del producto no se hizo conforme a las normas y es ahí
donde hay riesgo de contaminación.
Advirtió el productor que, en la zona de Valsequillo,
Tecamachalco, y otros municipios como
Izúcar de Matamoros, Chautla de Tapia, Huehuetlán el Chico, es “muy
probable que algunas hortalizas sean regadas con aguas negras, y esos productos
son comercializados en los mercados regionales, esto representa un riesgo en la
salud de los consumidores”.
Hay mucho por hacer, señaló, se requieren políticas
públicas enfocadas a vigilar los productos, que en el campo se den buenas
prácticas agrícolas, estrictas normas sanitarias, capacitación e información a
los ciudadanos para que sepan adquirir los productos libres de patógenos y que estén
certificados.
Sí hay control: Jiménez Merino
Por su parte Alberto Jiménez Merino, agrónomo por
Chapingo y con varios años de experiencia en el sector agropecuario, dijo que en
México hay leyes, normas e instituciones que vigilan la sanidad e inocuidad de los productos del
campo.
Las buenas prácticas se aplican en el agro, en la
ganadería y en la piscicultura para garantizar que los alimentos no estén
libres de plagas o enfermedades. “La inocuidad es un conjunto de prácticas para
que los alimentos no le hagan daño a las personas”.
Indicó que, a sanidad y la inocuidad son supervisados por
el Sistema Nacional de Sanidad e Inocuidad Agroalimentaria -Senasica- de la
Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, que establece una serie de
certificaciones en los procesos, los cuales inician con buenas prácticas
agrícolas, la capacitación y observancia de buenas prácticas agrícolas,
ganaderas y acuícolas, asegurando que los alimentos están sanos.
Todo empieza con el combate de plagas y enfermedades y no
haya afectación de las cosechas, que sean alimentos sanos, la inocuidad tiene
que ver con el manejo que reciben la selección, el empacado, el almacenamiento
y la comercialización.
Normalmente, indicó, haya sistemas de muestreo, sobre todo
desde la siembra hasta la cosecha y empacado los productores tienen la
obligación de ir registrando cada una de las etapas, hay bictácoras para
garantizar y comprobara que se están haciendo bien las cosas, las empacadoras
están certificadas, haya un seguimiento desde la siembra hasta el consumo.
Aún cuando se apliquen buenas prácticas en cierta parte
del cultivo y hasta el transporte de productos, hay algunos agroquímicos que
son utilizados “de manera indiscriminada” y, por consiguiente, se altera la
cadena de certificación, según Fabián Baltasar Nieto, investigador del Colegio
de Posgraduados.
Hay normas que piden que el agroquímico sea aplicado en
determinada fecha pero que sea 15 días o un mes antes de la cosecha para que no
existan residuos en el fruto, se hacen estudios de laboratorio.
Son muy pocas las unidades de producción que cumplen las
normas; la gran mayoría no están certificadas, son más 90 por ciento, según
Baltasar.
En muchas unidades de producción aplican los agroquímicos
de manera indiscriminada, por ejemplo si en la lechugas hay una plaga el
productor aplica hoy el producto y mañana cosecha, por lo que se producto tiene
una alta concentración de productos químicos, por lo que hay riesgo de
enfermedades como cáncer y si las hortalizas son regadas con aguas negras el
riesgo aumenta.
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