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20/04/2021

Falta mucho trabajo en sanidad e inocuidad alimentaria en México



Redacción


En México es relativamente reciente la vigilancia sanitaria que realizan las instituciones federales de los alimentos, con el fin de proteger la salud de la población. Hay leyes y normas en sanidad e inocuidad alimentaria, el problema de siempre es que no se cumplen.

Aunque no es general, sí hay zonas agrícolas donde no hay un estricto control sanitario de los productos, y otros en donde sí se cumple con las normas, según opinan expertos  consultados.

A decir del agrónomo y productor Yucundo Posadas Marreros en México sólo para exportar productos agrícolas se aplican las normas sanitarias, porque los países importadores sólo compran productos certificados, libres de patógenos, de cualquier enfermedad o plaga.

Al exportar, agregó, las instituciones reguladoras cumplen su función, vigilan, aplican normas, pero  no hace lo mismo en el mercado nacional, en donde hay mucha libertad y tolerancia en la producción y manejo de los productos, lo que representa un riesgo para los consumidores.

La vigilancia sanitaria debe hacerse en todo el proceso, desde la producción hasta el consumo. Por ello, “se requiere que todos participemos, productores, transportistas, empresas que compran los productos, los trabajadores que las manejan y los consumidores finales, lo que deben saber comprar y conocer sobre productos certificados”.

Posadas afirmó que posiblemente en el campo manejaron bien el proceso de siembra hasta la cosecha, pero quizás en el transporte o en el embalaje el manejo del producto no se hizo conforme a las normas y es ahí donde hay  riesgo de contaminación.

Advirtió el productor que, en la zona de Valsequillo, Tecamachalco, y otros municipios como  Izúcar de Matamoros, Chautla de Tapia, Huehuetlán el Chico, es “muy probable que algunas hortalizas sean regadas con aguas negras, y esos productos son comercializados en los mercados regionales, esto representa un riesgo en la salud de los consumidores”.

Hay mucho por hacer, señaló, se requieren políticas públicas enfocadas a vigilar los productos, que en el campo se den buenas prácticas agrícolas, estrictas normas sanitarias, capacitación e información a los ciudadanos para que sepan adquirir los productos libres de patógenos y que estén certificados.

Sí hay control: Jiménez Merino

Por su parte Alberto Jiménez Merino, agrónomo por Chapingo y con varios años de experiencia en el sector agropecuario, dijo que en México hay leyes, normas e instituciones que vigilan  la sanidad e inocuidad de los productos del campo.

Las buenas prácticas se aplican en el agro, en la ganadería y en la piscicultura para garantizar que los alimentos no estén libres de plagas o enfermedades. “La inocuidad es un conjunto de prácticas para que los alimentos no le hagan daño a las personas”.

Indicó que, a sanidad y la inocuidad son supervisados por el Sistema Nacional de Sanidad e Inocuidad Agroalimentaria -Senasica- de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, que establece una serie de certificaciones en los procesos, los cuales inician con buenas prácticas agrícolas, la capacitación y observancia de buenas prácticas agrícolas, ganaderas y acuícolas, asegurando que los alimentos están sanos.

Todo empieza con el combate de plagas y enfermedades y no haya afectación de las cosechas, que sean alimentos sanos, la inocuidad tiene que ver con el manejo que reciben la selección, el empacado, el almacenamiento y la comercialización.

Normalmente, indicó, haya sistemas de muestreo, sobre todo desde la siembra hasta la cosecha y empacado los productores tienen la obligación de ir registrando cada una de las etapas, hay bictácoras para garantizar y comprobara que se están haciendo bien las cosas, las empacadoras están certificadas, haya un seguimiento desde la siembra hasta el consumo.

Aún cuando se apliquen buenas prácticas en cierta parte del cultivo y hasta el transporte de productos, hay algunos agroquímicos que son utilizados “de manera indiscriminada” y, por consiguiente, se altera la cadena de certificación, según Fabián Baltasar Nieto, investigador del Colegio de Posgraduados.

Hay normas que piden que el agroquímico sea aplicado en determinada fecha pero que sea 15 días o un mes antes de la cosecha para que no existan residuos en el fruto, se hacen estudios de laboratorio.

Son muy pocas las unidades de producción que cumplen las normas; la gran mayoría no están certificadas, son más 90 por ciento, según Baltasar.

En muchas unidades de producción aplican los agroquímicos de manera indiscriminada, por ejemplo si en la lechugas hay una plaga el productor aplica hoy el producto y mañana cosecha, por lo que se producto tiene una alta concentración de productos químicos, por lo que hay riesgo de enfermedades como cáncer y si las hortalizas son regadas con aguas negras el riesgo aumenta.

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