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El nuevo etiquetado en alimentos y bebidas impacta económicamente al 80 por ciento de las industrias del sector en Puebla, ya que su aplicación involucró gastos que no estaban considerados en medio de la pandemia de coronavirus; las empresas “han tenido” que reformular sus productos por lo que ya cambió el sabor y todo ello afecta sus ventas, se quejaron industriales poblanos.
Hay que recordar que la ley sobre el nuevo etiquetado NOM-051 fue aprobada por las Cámaras de Senadores y Diputados en octubre de 2019; en noviembre de ese año entró en vigor una vez publicada en el DOF, y en marzo de este 2020 la Secretaría de Economía publicó las disposiciones reglamentarias dando de plazo siete meses a la industria para cambiar empaquetes y envolturas de alimentos y bebidas, es decir a partir del 1 de octubre deben usar el nuevo etiquetado.
Carlos Julián Sosa Spínola, presidente del sector alimentos, bebidas y agroindustria de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra), aseguró que fue “muy rápida” la aplicación de la norma para nuevas envolturas o empaques con los sellos en forma de octágonos que aparecen en alimentos y bebidas procesados; además muchas empresas tuvieron que “rehacer etiquetas manualmente” para desplazar sus productos en tiendas.
Esta disposición “ha generado pérdidas económicas para este sector productivo”. De las 65 empresas del sector que operan en Puebla y están adheridas al organismo privado, 80 por ciento tuvo que reformular sustancias, materia prima, además que mucho inventario quedó inservible.
Sin embargo, el industrial poblano aseguró que el efecto para las empresas irá en función del número de sellos que tiene cada empaque, es decir, si advierten sobre cantidad de azúcares, grasas saturadas, grasas trans, sodio o calorías, que, además, al reformularse modificaron su sabor y ello impactará el consumo.
Estimaciones de agencias internacionales, las ventas de productos en México con el nuevo etiquetado podrían disminuir entre un cinco y 25 por ciento o más, según el número de sellos que manejen en el empaque.
“Tengo el caso de una empresa poblana que vende gelatina, en particular que tuvo que reformular todo su producto para poder disminuir la cantidad de sellos, y esto ha sido bastante fuerte porque ya el sabor ha cambiado y eso les ha pasado a muchas empresas. En la industria de los lácteos igual, se estima que, de cada diez puntos, tres o cuatro se tienen que reformular para bajar los sellos y todo eso tiene un impacto en el sabor y en el consumo”.
Destacó que alimentos y bebidas es el segundo sector industrial con mayor importancia en el estado, ya que representa el 20 por ciento del PIB manufacturero, de ahí que la norma que entró en vigor hace un mes agudizó la situación de la industria en Puebla que enfrenta otra serie de retos como es el bajo consumo, incertidumbre ante la pandemia, alzas en precios y, por otro lado, el cambio a empaques biodegradables.
Según Sosa Spínola, en México la norma es “más rigurosa” en comparación con otros países de América Latina. “Ha sido muy agresiva, en muchos países en lugar de tener los famosos cinco sellos que hoy podemos ver, en algunos países empezó con tres y México fue de los pocos países que arrancó con la mayor cantidad de octágonos y decidieron usar palabras más fuertes como la palabra exceso en vez de alto contenido”.
Será dentro de un año cuando podrá medirse el resultado de la norma si bajó el consumo, si es más ‘consciente’ el consumidor en sus comprar como pretenden las autoridades, además de los resultados económicas para la industria de alimentos y bebidas.
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