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Con el empleo de material de la región de Izúcar de Matamoros y un adecuado aprovechamiento del espacio, alumnos del Tecnológico de Monterrey construyeron en tres semanas una vivienda con todas las comodidades para una familia de 10 miembros, que vivían en condiciones de precariedad y hacinamiento.
El proyecto de investigación denominado “Legado Base de la Pirámide”, fue desarrollado por un grupo de 40 estudiantes del Tecnológico de los planteles de Puebla, Chihuahua y Saltillo, con el objetivo de desarrollar actividades productivas que impulsen el desarrollo de las familias, al tiempo que se mejoran sus condiciones de vida.
En este caso se seleccionó a la familia Sánchez integranda por 10 personas, que vivan en una cuarto hechizo de 30 m2 localizado al fondo del terreno, sin drenaje, sin luz; llenos de basura y que le temían a la lluvia porque siempre se mojaban.
Sus condiciones son precarias, apenas tienen un ingreso mensual de mil 500 pesos; la jefa de familia Doña ángeles trabaja en el área de limpieza de la Universidad Tecnológica de Izúcar de Matamoros, tiene a sus hijos Sulema, Luciano, Erlinda, Rosalinda y Christopher, con edades que van desde el año y medio hasta los 18 años.
El grupo de trabajo de los alumnos estuvo coordinado por el doctor Antonio Garza Sastré (fallecido este año), catedrático de la Escuela de Arquitectura, Artes y Diseño, y estuvo acompañado por los arquitectos Juan Carlos Loyo, Sara Márquez y José Luis Sanuy.
En su momento Garza Sastré dijo que cuando le propusieron a la señora Angeles rehacer su casa “al principio se opusieron pues no creían que desinteresadamente un grupo de estudiantes y profesores les fuera a construir su vivienda, pero al final aceptaron”.
Vivienda digna e innovadora
Los alumnos diseñaron los planos de la vivienda, se familiarizaron con técnicas de construcción basadas en el manejo de los materiales del lugar donde se realizó el proyecto y se desempeñaron como los albañiles de su propia obra.
Ocho horas diarias durante tres semanas fue el tiempo que los estudiantes invirtieron para terminar la vivienda, la cual fue construida bajo el precepto de “valores vernáculos”, que implica utilizar los materiales disponibles en la región en la que se construye y que se desarrolla a partir de la tradición.
Así el carrizo sirvió para construir la estructura de techo y camas, y el revocado de los muros se realizó con la “quincha”, una mezcla a base de excremento de asno, cal y tierra, que posteriormente se apisonó con ayuda de los alumnos y la familia.
La palma se utilizó para cubrir el techo y formar las paredes del interior. Para su uso fue necesario emplear el tejido patentado por Armando García Azcué, quien fue el proveedor de este material, proporcionó la técnica y que ha realizado un estudio sobre la producción de palma dulce como factor económico y productivo para detonar el municipio de Izúcar de Matamoros.
Para las camas, la escalera que lleva al segundo nivel y las estructuras de muros y techo; los alumnos emplearon una técnica de costura de hilo de bambú que permitió unir las piezas que las conformaban.
El elemento estético también estuvo presente en los murales que realizó el artista plástico Benito Martínez, los cuales imprimió en la fachada de la cocina y los cuartos a partir de conocer la historia de la familia, sus sueños y aspiraciones.
Sara Márquez, catedrática invitada al proyecto, enfatiza que esta construcción resuelve las cinco líneas de precariedad que la organización mundial UN-Habitat establece para clasificar a una vivienda como digna. “Es decir que tuviera seguridad jurídica de tenencia, proporcionar cuatro metros cuadrados por persona para evitar el hacinamiento, que fuera durable, con acceso al agua potable y a vías de acceso”.
Por su parte Juan Carlos Loyo, catedrático invitado, comenta que la vivienda se concibe como una respuesta a las condiciones económicas, culturales y climáticas del entorno donde se construyó.
Y es que el también egresado de la carrera de Arquitecto del Tecnológico de Monterrey, Campus Monterrey, aplicó la experiencia adquirida en proyectos de vivienda social y colectiva que ha realizado en Estados Unidos e India bajo la dirección de Valkrishna Doshi, así como los proyectos de su propia firma en los que estudia y utiliza los sistemas vernáculos de construcción para la producción de obras contemporáneas.
éste es un ejemplo de las 110 mil 012 mil personas que viven en pobreza extrema en el estado de Puebla que reporta el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
Experiencia transformadora de vida
Al ver concluida la nueva casa, doña ángeles dijo que debido a su trabajo casi todo el día sus hijos están solos, “pero con la nueva casa me siento más tranquila porque sé que están seguros y que no se mojarán ni pasarán mucho calor”.
Sulema de 10 se acuesta sobre su nueva cama hecha de carrizo y comenta “soy feliz, con mi cama, y ver las estrellas con Rosalinda en el piso de arriba”.
Y la opinión general de los alumnos reside en estar orgullosos de haber aplicado sus conocimientos para una familia que lo necesitaba, que es ejemplo de los más de 80 millones que viven en condiciones extremas de pobreza y que hoy gracias a esta vivienda poseen la oportunidad de concebir un futuro alentador.
Antonio Garza Sastré definió al proyecto como un antídoto contra la miseria y la pobreza, porque “es muy cierto que en el fracaso del combate a la pobreza ha contribuido el desinterés social por abordarla. Hay que hacer conciencia de que en la medida en que se supere en ese sentido iremos resolviendo otros problemas colaterales como la mencionada inseguridad y la débil economía del país”
Antonio Garza Sastré
Originario de Agua Dulce, Veracruz (1964-2013)
Doctor en Arquitectura por la Universidad de Navarra, Pamplona España. Fue Director de la Maestría en Arquitectura y Nuevo Urbanismo en el Tecnológico de Monterrey, Campus Puebla. Coautor del Curso Bilbao, programa semestral con conferencias y clases impartidas por arquitectos de prestigio de España e Italia.
Fungió como asesor en prácticas profesionales en despachos de Alemania, Chile, Noruega, España, Grecia y Estados Unidos. Impartió conferencias en Guatemala, España, Alemania, Suiza, Nueva Zelanda, Australia, Brasil y México. Fue miembro de jurados de concursos internacionales y colaborador de Milenio.
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